jueves, 31 de julio de 2008

¿Blogterapia o psicoterapia?

Empecé a escribir este blog por ser una actividad del curso de experto en e-learning. Desde un primer momento me orienté no a temas técnicos o específicos de un área, sino a relatar mis experiencias y vivencias al acercarme a este mundo virtual.

Y busco en mi memoria los recuerdos y las experiencias que he vivido en los últimos años desde que empecé a utilizar ordenadores, y a oír hablar de Internet; pero además este año especialmente, por hacer este curso, y por el interés que se me ha despertado a raíz de esto, y quizás porque estoy más consciente de la importancia de adaptarse a los cambios tecnológicos.

Pero sin duda lo más interesante de poder escribir este blog, es poder contar lo que quiera (más o menos), como quiera, cuando quiera, y quizás podría decir, a quien quiera, aunque ésto último es muy relativo.

Se supone que un blog tiene fines pedagógicos o informativos, sirven para dar una opinión o incluso como promoción de algo o alguien; y sobre todo que va dirigido a una audiencia. Y aquí me viene una pequeña duda… ¿de verdad buscamos una audiencia?

Creo que debe haber millones de blogs repartidos por el mundo virtual/real, y dudo que todos busquen que alguien los lea. Yo creo que en muchos casos lo que se busca es poder contarle el “rollo” a alguien sobre algo que estábamos deseando contar y no sabíamos cómo (porque escribir un libro, o un guión de película no es tarea fácil), y de esa manera desahogarnos y quedarnos algo más tranquilos porque lo hemos echado para afuera.

Es como si fuéramos al psicólogo o psiquiatra, ese de las películas, y le contáramos nuestra vida (bueno luego hay que pagarle,) y a cambio te escucha y luego te da una respuesta con otro “rollo” que te puede ayudar o no.

¡Vamos, que he descubierto el valor, o el fin, terapéutico de un blog (es incluso gratis) y la verdad es que no es mala idea, deberíamos fomentarlo mucho más aún!!

De hecho, en mi caso, debería promocionar mi blog un poquito (aún no he "bombardeado” a mis amigos, conocidos y familiares) y así recibir algo más de respuestas o comentarios, por aquello de que es una vía de comunicación/interacción de hoy en día.

¡Bueno, yo seguiré escribiendo mis experiencias virtuales y reales, y me ahorraré el pagar una sesión de psicoterapia!!

(Por cierto, gracias por darme la idea… corto y cambio :-)

domingo, 27 de julio de 2008

¿Engancharse o desengancharse a Internet?

Cuando empecé a usar el Internet, hace unos añitos, fue en el trabajo, simplemente para buscar información o trabajar en páginas de Intranet e Internet de la compañía. Además me abrí mi dirección privada de correo electrónico, que usaba de vez en cuando, pero no me enganché realmente.

Aparte de por trabajo, usaba Internet para pocas cosas, incluso cuando empezó la moda de los chats. Recuerdo entonces, que un amigo se enganchó de tal manera a un chat, que tuve que ayudarle a “desengancharse”, fue algo complicado, y para mí algo inexplicable, quizás porque yo nunca había chateado.

Luego con el tiempo, y de nuevo, en un primer momento, por motivos profesionales, empecé a usar Internet y el correo electrónico muchísimo más, mandando curriculums o buscando ofertas de trabajo. Después empecé a usar Internet para leer periódicos electrónicos, o buscar y comprar vuelos por Internet, empecé a conocer el Messenger, e incluso recuerdo haberme metido en algún chat.

Y he de reconocer que ha sido este año, cuando he empezado a “hablar” con mis amigos en otros países con el Messenger, pasarme incluso horas seguidas chateando (entendí aquel enganche de mi amigo), ver videos en You Tube sin parar, leer y releer foros, hacer mi propio blog (mi blogterapia, como me han dicho;-), engancharme a una plataforma virtual, abrir mi perfil en facebook, preparar mi página web…

Pero resulta que he pasado de tener que engancharme a Internet para adaptarme a las nuevas tecnologías, a tener que pensar en desengancharme de Internet, por el excesivo tiempo que paso con el ordenador.

Sí, de verdad, me he llegado a pasar un día entero chateando con el Messenger, parando sólo para comer (e ir al baño, ¡vamos las necesidades fisiológicas primarias!); me he pasado una semana descargando videos de una de mis series favoritas; o mirando sin parar foros, escribir en plataformas virtuales, leer páginas webs y blogs sobre cualquier tema una y otra vez.

Ahora se me plantea la cuestión de sí es bueno engancharse a Internet (o la Web 2.0 en general) o si realmente necesito desengancharme de alguna manera. ¿Es bueno o es malo? ¿Controlarse o descontrolarse? ¿Engancharse o desengancharse? To be or not to be?

lunes, 14 de julio de 2008

¿Fotos en papel o en el ordenador?

El pasado fin de semana me fui con mis amigas del colegio, de cuando éramos adolescentes, a celebrar nuestros cumpleaños (bueno, el mío todavía no ;-), por ser una edad significativa…

Pensé en preparar algo especial, una tarjeta con fotos o algo así, y empecé a revolver en bolsas y cajas con fotos, buscando en un álbum, en sobres, en cartas, fotos sueltas. Mientras miraba me acordaba de aquellos tiempos, de las personas, de los momentos vividos, del pasado. Y me encantaba redescubrir aquellas sensaciones, aquellos peinados, aquella ropa, aquel viaje, aquella fiesta, aquel sentimiento.

Las fotos parecían antiguas (en color, claro, la edad es significativa pero no tanto), y abrir un álbum y mirarlas, o abrir un sobre y encontrar las fotos descolocadas, y releer una carta y encontrar esa foto tan querida… ¡ay (suspiros)!!

Seleccioné unas fotos donde estuviéramos todas, y compuse un “collage”, recorté simplemente alguna esquina, para no estropear la foto, las coloqué una encima de otra como pude, las pegué con celo (sin pegamento) en un papel, y me llevé esa “composición” tan extraña a hacer fotocopias en color.

El chico de la tienda me miró con esa mirada de: “¿es que no has descubierto el escáner, el photoshop, y las impresoras de color?” Ante esa mirada, no respondí, y me concentré simplemente en que la fotocopia quedara tal como yo la había preparado. Eso sí, la más de media hora que estuve allí, me dio tiempo para pensar en instalar el escáner de una vez, y para el próximo “collage” o “composición” de éstas, utilizar algo más adecuado a los tiempos de hoy en día.

Al volver a casa, con “la obra de arte” en mis manos, me sentía contenta, pero, aparte de pensar en modernizar mi técnica de creación artística, pensé ¿y qué pasa con las fotos de hoy en día?

Es cierto, que las cámaras digitales son una maravilla, haces tantas fotos como quieras, y tu tarjeta lo permita; borras si no te gustan, luego las descargas en el ordenador, si acaso las mejores las pones en el facebook, en Messenger, o donde sea, o la grabas en un CD para regalar, e incluso llegas a imprimir alguna.

Todo esto es eficaz, relativamente barato, y simplemente con encender el ordenador, o la misma cámara, ves las fotos. Pero, no las tocas, no las sacas de un sobre, no se caen al abrir un álbum o un libro, no se desordenan, no desaparecen y luego aparecen en una caja, o dentro de una carta, no tienen ese olor especial.

Quizás con las fotos digitales perdemos esos momentos íntimos de pensar en el pasado; aunque la verdad es que además de ganar en espacio, podemos hacer que todo el mundo vea esa foto al instante, conozca a nuestros amigos, o ese paisaje tan bonito, o esa ciudad tan alucinante, o mi primer coche, o esa foto con una actriz famosa.

Es posible que estemos cambiando nuestra forma de recordar el pasado, y de “almacenar” el presente, y quizás en el futuro ni existan las fotos en dos dimensiones. Afortunadamente, seguiré pasando otros fines de semanas con mis amigas para celebrar más cumpleaños de edades significativas…¡qué bien estuvimos!!